16 de mayo de 2012

La Historia y el Arte (II)

CULTURA es según una definición académica el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. Con esa premisa publicamos la segunda nota de la serie La Historia y el Arte. Que nadie sospeche siquiera que esto pretende ser un "tratado enciclopédico" sobre el tema. Es mucho más simple que eso. Lo que pretendo es adquirir (o ampliar) conocimientos mediante el proceso de buscar reproducciones e indagar en su contexto histórico.

¿Cómo nació este interés? Nació del asombro y de la admiración que sentí al contemplar estos óleos monumentales en las visitas al Museo del Louvre, Museo del Prado, Museo d'Orsay, Gallería degli uffizi, Monasterio del Escorial, el Vaticano, casa de El Greco en Toledo, museo de Salvador Dalí, etc. etc.. Son pocos sitios comparado con los centenares desperdigados por el mundo, que seguramente no veremos.

Pero en esas visitas el impacto de encontrarnos ante esas obras de arte fue muy grande, y de alguna manera, este recorrido virtual nos permite revivir esos momentos, y descubrir mucho de lo que no pudimos conocer personalmente.

Obra de hoy:

La coronación de Napoleón (Jacques-Louis David)
Consagración del emperador Napoleón I y la coronación de la emperatriz
Josefina en la catedral de Notre-Dame el 2 de diciembre de 1804

Oleo sobre lienzo de 979 x 679 cm
Neoclasicismo
("Imprescindible" cliquear en la imagen para verla a mayor tamaño)


Estamos en el 2 de diciembre de 1804, 15 años después del estallido de la Revolución Francesa de 1789. En la catedral de Notre-Dame de París tiene lugar un acontecimiento histórico. Napoleón Bonaparte es consagrado emperador por la gracia de Dios, pero se corona por mano propia, simbolizando con ese gesto que lo hace por la voluntad del pueblo.

Según algunos textos, Napoleón nunca "arrebató" la corona de manos del Papa, sino que ese gesto estaba previsto en los preparativos oficiales y había sido aprobado por el pontífice. Napoleón se distancia aquí del protocolo de la monarquía de antiguo régimen y quiere romper con la herencia de la Casa de Borbón. Llegó a esta ceremonia como Primer Consul de la República Francesa encabezando una magistratura con carácter vitalicio. En la cima del poder, decidió dar continuidad a su régimen transformándolo en monarquía hereditaria, con la facultad de poder elegir a su sucesor. Así fue como de un día para otro la Francia republicana se transformó en imperio napoleónico.

La supuesta corona de Carlomagno. Napoleón, punto focal de la composición, 
se dispone a ceñir la corona en la cabeza de Josefina. El emperador lleva un laurel 
de oro, según la tradición romana, y la corona, hecha para la ocasión, se hace 
remontar a Carlomagno. El detalle de los lujosos ropajes, la distribución de los 
grupos y los movimientos, la sabia combinación de luces y sombras confieren a esta 
obra la magnificencia de una representación idealizada del poder unida al esplendor de 
la crónica histórica.
Había que escenificar tamaño acontecimiento y legarlo a la posteridad. Con ese propósito, Napoleón encomendó a su pintor oficial, Jacques-Louis David, esta fastuosa obra de impresionantes dimensiones, que contiene más de 200 retratos individuales. La ceremonia reflejada en el gigantesco lienzo fue el preámbulo de las guerras de expansión del imperio, hasta su caída diez años más tarde.

Después del entusiasmo jacobino de los años revolucionarios, Jacques-Louis David se acercó gradualmente a Napoleón, hasta que en octubre de 1804 el propio Bonaparte le encargó que inmortalizara en un lienzo el momento de la coronación. David, presente en Notre-Dame, dibujó la escena del natural, esbozando los grupos principales y anotando los detalles que no tuvo tiempo de trazar.

Las miradas se dirigen, como atraídas por un imán, hacia la figura del Emperador que sostiene en sus manos la corona que se apresta a colocar sobre la cabeza de su esposa, Josefina de Beauharnais, bajo la mirada del pontífice Pío VII.



Los cronistas de la época apuntan que el juramento fue éste:

Juro mantener la integridad del territorio de la República, respetar las leyes del Concordato y la libertad de culto; respetar y hacer respetar la igualdad de los derechos, la libertad política y civil, la irrevocabilidad de las ventas de los bienes nacionales; no aumentar ningún impuesto, no establecer ningún impuesto más que en virtud de la ley; mantener la institución de la Legión de honor; gobernar con el sólo objetivo del interés, la felicidad y la gloria del pueblo francés. 

Josefina. Aunque tiene seis años más que Napoleón, David la pinta con
una expresión de jovencita, una leve sonrisa que le anima la cara mientras
se dispone a recibir la corona. La primera esposa de Napoleón, espléndida-
mente vestida y adornada con joyas y diademas, mantiene una actitud de
recogimiento, como corresponde al carácter sagrado del acontecimiento.
 Decíamos que las miradas convergen primero en las figuras de Napoleón y Josefina pero el observador ve en cada fragmento de la obra una técnica exquisita, con detalles que provocan asombro y admiración. Por mencionar solo uno: los bordes blancos de la capa roja del emperador. Al observarlo a una distancia de medio metro, las pinceladas me parecieron “normales”, pero definitivamente no lo eran, porque al alejarnos unos metros, esa imagen parece una fotografía de alta definición de piel de armiño, visión, o del animal que utilizase en esa época. Algo impresionante!

Las hermanas de Napoleón. Vestidas de blanco y según los cánones
de la moda neoclásica, de izquierda a derecha se ve a Carolina Murat, 
futura reina de Nápoles; Paolina Borghese, su revoltosa y sensual hermana
menor que será inmortalizada en el mármol de la Venus vencedora de 
Antonio Canova; Elisa Baciocchi, y la princesa Hortensia. El niño es 
Napoleón Carlos, hijo de Luis Bonaparte y Hortensia de Beauharnais, 
hija de Josefina.

Jacques-Louis David comienza su realización el 21 de diciembre de 1805 en la antigua capilla del colegio de Cluny, cerca de la Sorbona, que le sirve de taller. Asistido por su alumno Georges Rouget, le da el último toque en noviembre de 1807. Según leemos, la obra es propiedad del pintor hasta 1819, año en que se cede a los museos reales. Permanece guardado hasta 1837, cuando se instala en el castillo de Versalles por orden del rey Luis Felipe. En 1889, es enviado al museo del Louvre, y sustituido en Versalles por una réplica tardía autógrafa del pintor.

Verdadero o falso, las crónicas dicen que Napoleón aprobó el trabajo de su pintor con estas palabras: “David, te rindo homenaje”. No era para menos!

El artista
Jacques-Louis David (París, Francia, 30 de agosto de 1748 - Bruselas, Bélgica, 29 de diciembre de 1825) fue un pintor francés de bastante influencia en el estilo neoclásico. Buscó la inspiración en los modelos escultóricos y mitológicos griegos, basándose en su austeridad y severidad, algo que cuadraba con el clima moral de los últimos años del antiguo régimen. Más tarde David llegó a ser un activo participante en la Revolución francesa así como amigo de Maximilien de Robespierre; en realidad fue el líder de las artes bajo la República Francesa. Encarcelado tras la caída de Robespierre del poder, más tarde se alineó con el advenimiento de otro régimen político, el de Napoleón Bonaparte. Fue en esta época cuando desarrolló su 'Estilo Imperio', notable por el uso de colores cálidos al estilo veneciano.



- JT
Redacción propia en base a artículos de Como leer la historia en el arte (Burkhard Schwetje y Flavio Febbraro), Wikipedia, y Historia del Arte (Ernst H. Gombrich). Los epígrafes de las fotos son copias textuales de los libros citados.
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