18 de septiembre de 2016

Panticosa (3)

A Jaca

A las 14:30 debíamos partir hacia Jaca, el otro plato fuerte de la excursión  (¡cómo extrañaba la siesta!)

Pero había que cumplir con el programa y otra vez al autocar con su espléndido aire acondicionado. Curvas y curvas, cuesta abajo y rumbo a Jaca, población de la que no había leído nada, así que tenía expectativas de conocer algo interesante.

Escudo de la Casa de Austria en La Ciudadela de Jaca
Durante el viaje de menos de una hora, Arnau debe haber sacado algún papel arrugado de entre unos folios que llevaba, y comenzó a leer. Explicó que en Jaca había una fortaleza pentagonal con un museo de soldaditos de plomo (35.000) que representaban distintas batallas. Al bajar del autocar, lo seguimos como masa aborregada hasta la casilla que expendía las entradas a La Ciudadela, o fortaleza.  Mientras el guía hablaba con el boletero, tomamos algunas fotos del lugar.



La Ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro fue construida por Felipe II en 1592 tras la invasión de tropas procedentes del sur de Francia.

También había sido uno de los últimos reductos para frenar el avance de los árabes en el norte de España.

Me he permitido utilizar esta foto de Internet para ilustrar como es exactamente el sitio. Como no pude conseguir un drone, apelé a este recurso.



(Y esta foto del Museo Militar que está en el interior de la fortaleza tampoco es nuestra, pero no pude resistirme a incluirla. La admisión de culpa va junto al arrepentimiento de no haber entrado....en fin, yo "ya me perdoné....." espero lo mismo de quien haya llegado hasta este punto de la nota Panticosa 3 ). 
Volviendo al guía, creíamos que Arnau vendría con las entradas en la mano. Pero no, lo que dijo fue: “La entrada cuesta seis euros. El que quiera entra o me sigue hasta el centro comercial donde está la Catedral y el Ayuntamiento”.

Hay algo que debemos dejar en claro. La Ciudadela y su museo seguramente eran interesantes, lo mismo que las animadas calles del sector comercial, pero a esa hora la temperatura eran tan elevada que no teníamos ganas de nada. El calor me molesta sobremanera y me hace sentir molesto e irritable, y ese era mi estado de ánimo.




No se piense que hubo bronca ni mucho menos; apenas un diálogo con el guía cuando éste, después de guiarnos hasta el centro comercial de Jaca, nos dio “tiempo libre” y fijó la hora de encuentro en el autocar para el viaje de regreso. Los turistas fueron dispersándose y nos quedamos solos con Arnau, a punto de despedirse de nosotros.

-- “Oye Arnau, nos has traído a un lugar muy aburrido, no hay nada para ver”. Así fue el comienzo del diálogo.

-- “¿ Cómo que no hay nada? Podrían visitar la fortaleza y el museo. Son sólo seis euros la entrada.”

-- “No se trata de seis euros o un euro. En otros viajes, la empresa paga la entrada y visitamos el sitio en grupo, con alguien que nos explique algo. Aquí, en cambio, halaaa! tiempo libre y hasta luego. Tu eres el guía y quien tiene la responsabilidad de “vendernos” el lugar que estamos visitando”,dijimos.

-- “Las explicaciones tiene que darlas un guía oficial en cada sitio. Yo no puedo pararme en la calle y hacerlo porque está reglamentado y me caería una multa; solo en el autocar”, respondió nuestro guía.

-- “Es verdad pero aquí no tenemos a ese guía y no nos enteramos de nada” .

Todo lo dicho fue en un tono amable. Solo le recordamos que en otros viajes los guías habían enfocado su trabajo de manera diferente. Nos despedimos y como no se podía estar al sol, buscamos un bar: Bitter Kass para Bea y una Coca Cola bien helada para mí. Esta es una de las cosas placenteras en un lugar que no se conoce: sentarse a observar a la gente....y a tranquilizarse, que después del verano llega el otoño.



También es buena esta pausa para recordar aquí lo que averiguamos sobre Jaca. Ciudad de 13.000 habitantes está a 820 metros de altitud en la Comunidad Autónoma de Aragón, a sólo 30 kilómetros de la frontera con Francia.

Actualmente es un importante centro turístico y de deportes de invierno, pero sus más de dos mil años de historia le permiten ofrecer un notable legado monumental, que incluye una de las primeras catedrales de estilo románico (siglo XI); es un enclave estratégico del Camino de Santiago.

Fue la primera capital del primitivo Reino de Aragón, por elección del rey Sancho Ramírez. Dada la poca distancia de la frontera, su crecimiento fue como espacio defensivo durante varios siglos. La fortaleza pentagonal conocida como La Ciudadela es una magnífica muestra arquitectónica del siglo XVI

Sancho Ramírez, rey de Aragón entre 1063-1094, y de Aragón y Pamplona entre 1076-1094. Hombre profundamente religioso, llevó a cabo una tarea de organización y modernización eclesiástica. Murió a los 52 años.
Su casco histórico es uno de los más atractivos y mejor conservados de Aragón.

En Jaca han confluido todos los estilos y todas las épocas. La Casa Consistorial, el Monasterio de las Benedictinas, el Fuerte de Rapitán, la Torre del Reloj o su ruta de edificios modernistas son un buen ejemplo. En su término municipal formado por 33 pueblos), hay que destacar el Monasterio de San Juan de la Peña (s. X), cuna del primitivo Reino de Aragón. Un paseo por la ciudad y sus alrededores es un viaje por la historia.


De todo lo expuesto en los párrafos precedentes nos enteramos luego buscando en Internet. Las partes históricas son muy interesantes contadas por personas especializadas.  Me apena que la visita haya sido frustrante a causa del calor y la falta de información, porque Jaca, sin duda, tiene mucho para compartir con el turista que se interese por algo más que comer y dormir.

 

Es una pena no haber podido conocer mejor a esta ciudad y su gente, pero quizás debamos asumir también parte de culpa por no habernos informado con antelación al viaje.

 

A lo pasado, pisado. Todo es experiencia para el futuro (o lo que quede del mismo,  jaja)

 

Emprendimos la vuelta al hotel y aproveché ese tiempo para seguir en la búsqueda de “La legión perdida”, esa magnífica novela histórica de Santiago Postiguillo que llevo en el Kindle, junto con otros 77 libros que esperan turno.

 

Había concluido así la jornada intensa que nos habían prometido. A cenar y dormir que a la mañana siguiente debíamos asistir a la sesión comercial. El vendedor hizo lo que pudo, y los presentes también hicimos lo que pudimos para no caer en coma profundo.

 

Duró poco. Lo que quedaba de la mañana lo empleamos para pasear por los alrededores del hotel, tomar algunas fotos más, almorzar y camino a casa. Viaje placentero, sin gritos, voces, ni películas!!!








Llegamos a Mataró a las 21:00, buena hora para la cena y el descanso. Para la próxima excursión iremos provistos de datos e información acerca de los lugares a visitar. ¿Dónde iremos? La disponibilidad de tiempo y el bolsillo tienen la palabra. 

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